Negritos de San Blas
Festividad posiblemente de ritos y costumbres ancestrales descendientes de los festivales del Imbolc (febrero) de tradición celta, donde demonios danzantes, espíritus agrarios, pecuarios o invernales tuvieron su posterior resonancia en las Saturnales romanas (diciembre), en las que se fue produciendo una degeneración del dios Saturno, deidad de los campos, para transformarse en el vulgar "Rey de los Tontos" del que todo el mundo se burla; precedente que declinaría en siglos posteriores en los condenados reos de la Sta. Inquisición, que eran emplumados y coronados con mitras y capirotes, y, en las carantoñas precarnavalescas de los Obispillos de San Blas o del Palotero de los Negritos.
Orígenes que se confunden con la leyenda histórica (S. XVI) que describe a un grupo de insubordinados que fueron expulsados a las afueras del pueblo, y que todos los años mostraban distintas danzas a sus vecinos por San Blas pintándose las caras de negro para no ser reconocidos; ritual que pasaría posteriormente a la tradición popular local.
Así, cada 2 de febrero, la localidad cacereña norteña de Montehermoso se viste de gala para celebrar el rito de "La Velá": ritual de fuego y danza donde, a la luz de relumbrantes velones, los negritos danzantes, revestidos con blusas antiguas y las caras sin pintar, acompañan al santo patrono seguidos por la concurrencia, junto a la autoridad eclesiástica y el mayordomo, a ritmo de tamboril; simbolización pagana de la expulsión ritualizada de los malos espíritus de la comunidad.
Unos actos tradicionales que tienen su eclosión al día siguiente (3 de febrero), con la celebración, en honor a San Blas, de una solemne Misa Mayor y posterior Procesión; donde los antiguos demonios danzantes, hoy convertidos en 3 o 4 parejas de 6 u 8 personas tiznadas sus caras de negro con corcha quemada,danzan sin cesar con castañuelas en mano y ataviados con el típico traje tradicional al son marcado por la flauta y el tamboril; mientras que el "Palotero", ese bufón cómico o sátiro que, portando traje carnavalesco con zurrón de piel de cabra para recoger los utensilios del baile más unas grandes castañuelas de corcha insonoras y una colorista mitra, representa lo grotesco y la sorna del pagano "Rey de los Tontos" con sus gestos y sus muecas.
Toda una sorprendente celebración religiosa-cultural popular declarada Fiesta de Interés Turístico (2005), donde el visitante podrá deleitarse degustando típicos dulces y tradicionales platos, a la vez que llevarse los bendecidos y célebres "Cordones de San Blas" protectores de las maltrechas gargantas, en recuerdo de su milagrosa acción sanadora en las vísperas de su martirio.
José Manuel Bueno Calle.